The Hurt Locker: acción sin emoción

Ayer vi la última película pre-Oscars que me quedaba pendiente: The Hurt Locker, creo que desacertadamente re-bautizada en España "En tierra peligrosa".
La cosa va de un grupo de zapadores (los que limpian de minas los caminos) destinados en el Baghdad ocupado por las tropas norteamericanas. El prota de la historia, Jeremy Renner, es un tipo que se gana la vida desactivando bombas trampa (sea en carreteras, coches o personas) y que es un adicto de la adrenalina que le produce jugarse la vida en su día a día. Extraños cameos, por cierto, los de Ralph Fiennes y David Morse.
La que mueve la cámara es Kathryn Bigelow, ex-esposa del otro gran favorito a la estatuilla 2010 James Cameron, y responsable de aquel horror con Harrison Ford haciendo de oficial de submarinos ruso.

The Hurt Locker es una buena cinta de acción. Ese Baghdad en el que cada persona es una potencial amenaza, y cada paso esconde una trampa, resulta un trasfondo brutal para la historia. El libreto, además, no se molesta en hacer lectura política alguna, lo que probablemente sea un acierto por su parte. Sólo se preocupa de un personaje, y su particular relación con el mundo.

Ahora bien, es de esas películas -Como en su momento Apocalipsis Now- que se decodifican de manera diferente según uno sea americano o no. A mí personalmente, la guerra en Irak me la trae al fresco, y cuando leo la prensa me pasa igual que con el tema de los palestinos vs israelíes, que no me parece nuevo, novedoso, y ni me molesto en leerlo. Así que por eso digo que para mí es una buena cinta de acción, con secuencias de una tensión brutal (ese coche cargado de explosivos frente a la sede de la ONU) y explosiones brillantes (especialmente la primera) pero nada más, no me toca. Ni siquiera me cae bien el protagonista, que es la mínima emoción que te transmiten los clásicos del género como la Jungla de Cristal o, sin ir más lejos, Taken.

Honestamente, no me parece una película que vaya a pasar a la Historia del Cine, así, con mayúsculas, que diría mi tía Marina. Aunque cada año me queda más claro que los Oscar no entienden de eso.

1 comentarios:

concha said...

En tierra hostil, que ya sabes, viene de hostia