Una (otra) de piratería, parte I

Una de las cosas buenas de ser español es que siempre llegamos tarde a todo. Y no sólo estoy hablando de la puta manía de llegar sistemáticamente tarde a las citas, sino también de que todos los problemas que tenemos, los han tenido antes otros países. Y si no que le pregunten al Gobierno, que ya está sacando brillo al cazo después de ver la lluvia de millones en nombre de Europa que le ha caído a los pobrecitos griegos.

Pero volvamos al tema. En Francia, en 2009, aprobaron por fin una ley anti-piratería. La cosa -que según el gobierno francés ha costado 6,7 millones de euros, y según las operadoras de internet 100- viene a ser una medida contra las descargas peer to peer, o P2P. Al que se descargue contenido de manera ilegal, primero se le envía un email, luego una carta y como última medida, se le corta el acceso a internet.

Abro un inciso para contar una anécdota sobre Hadopi. En enero pasado, la agencia francesa Plan créatif presentó en sociedad el logo de la Alta Autoridad para la protección de obras y la protección de derechos en internet (HADOPI en sus siglas en francés). Pues bien, un francés denunció en su Twitter que la tipografía utilizada era una Bienvenue, que había sido creada en 2000 para uso exclusivo de France Télécom (de hecho, era la tipo del antiguo logo de Wanadoo). Ahí no acaba la cosa. Por que resulta que la tipografía del texto en rojo, una Bliss, también había sido utilizada sin pagar derechos. Tres días después, y ante la rechufla generalizada de todo el mundo online y offline francés, Plan créatif compra la licencia de la Bliss, y como la Bienvenue no se la deja utilizar France Télécom, la cambian por una FS Lola, que se parece a la original como un huevo a una castaña. 
Total, que la bandera anti-piratería francesa está hecha de manera ilegal. Y nosotros que creíamos que el sainete era un género exclusivo del sur de los Pirineos.

La ley Hadopi, que cinco meses después de su aprobación todavía no ha entrado en vigor, es ya un fracaso absoluto. Y lo es por la sencilla razón de que no ha tenido en cuenta ni las descargas directas (tipo Megaupload) ni el streaming. A día de hoy, revela un estudio, alrededor del 16% de los usuarios franceses utiliza los servicios P2P. Es decir, que la ley una vez más va un paso por detrás de la realidad, y por lo tanto no sirve para proteger los contenidos ni para cambiar la actitud de los usuarios.

En España, la ministra de turno se ha sacado de la manga una cosa parecida, y con la inestimable ayuda de la Stasi de pandereta que es la SGAE, se ha lanzado a una cruzada de cierre de sitios P2P. Tan tarde y tan mal como de costumbre.

2 comentarios:

Dewey Wilkerson said...
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la principita said...

se parecen "como un huevo a una castaña" o "como un huevo a otro huevo"? porque a mi me parece más bien lo segundo...