Vaya por delante que el título de la película en inglés es X-Men: First Class y no X-Men: Primera Generación que ha decidido el señor que traduce los títulos de Pirineos hacia abajo.
La película inaugura un nuevo subgénero dentro de las adaptaciones de cómic, el de la precuela histórica. Y lo hace porque la historia se ambienta en plena guerra fría entre EE. UU. y la URSS, hasta el punto que reinterpreta la crisis de los misiles en Cuba en clave superheroica.
Por ser conciso, X-Men: First Class es sencillamente la mejor película de superhéroes desde Kick Ass en 2009, ambas del mismo director, el británico Matthew Vaughn.
Es jodido hacer una película de los mutantes de Marvel sin el más atractivo de todos ellos, el Lobezno que borda Hugh Jackman. Sin embargo, el alemán Michael Fassbender hace que nadie eche de menos al mutante de las garras de adamantium. Espectacular es la palabra que mejor describe la actuación de Fassbender como Magneto antes de Magneto. El principio, en el que se dedica a cazar nazis por medio mundo, es digno del Bond de Connery (y Craig). La escena en la que tortura a un banquero suizo magnetizando sus empastes de plomo deja al espectador con dolor de muelas. Fassbender, en el que no caí ni en Malditos Bastardos, ni en 300 ni en Hermanos de Sangre, entra a mi lista de actores favoritos.
El encargado de darle la réplica, el profesor Xavier de James McAvoy, está a años luz. Blandito en la interpretación, plano como personaje, nunca consigue estar a la altura de su amigo primero y antagonista después. Kevin Bacon, en cambio, sigue siendo afortunadamente Kevin Bacon.
Maravilloso el elenco de secundarios, que incluye al agente Pierce de 24 y al padre de Dexter, así como un cameo en un bar que provocó el aplauso en la sala.
En definitiva, a pesar de sus fallos (principalmente los efectos especiales), X-Men: First Class es un soplo de aire fresco en la fórmula comiquera, el descubrimiento de una estrella y la primera peli de superhéroes de época. Más que suficiente para pagar la entrada del cine.
La película inaugura un nuevo subgénero dentro de las adaptaciones de cómic, el de la precuela histórica. Y lo hace porque la historia se ambienta en plena guerra fría entre EE. UU. y la URSS, hasta el punto que reinterpreta la crisis de los misiles en Cuba en clave superheroica.
Por ser conciso, X-Men: First Class es sencillamente la mejor película de superhéroes desde Kick Ass en 2009, ambas del mismo director, el británico Matthew Vaughn.
Es jodido hacer una película de los mutantes de Marvel sin el más atractivo de todos ellos, el Lobezno que borda Hugh Jackman. Sin embargo, el alemán Michael Fassbender hace que nadie eche de menos al mutante de las garras de adamantium. Espectacular es la palabra que mejor describe la actuación de Fassbender como Magneto antes de Magneto. El principio, en el que se dedica a cazar nazis por medio mundo, es digno del Bond de Connery (y Craig). La escena en la que tortura a un banquero suizo magnetizando sus empastes de plomo deja al espectador con dolor de muelas. Fassbender, en el que no caí ni en Malditos Bastardos, ni en 300 ni en Hermanos de Sangre, entra a mi lista de actores favoritos.
El encargado de darle la réplica, el profesor Xavier de James McAvoy, está a años luz. Blandito en la interpretación, plano como personaje, nunca consigue estar a la altura de su amigo primero y antagonista después. Kevin Bacon, en cambio, sigue siendo afortunadamente Kevin Bacon.
Maravilloso el elenco de secundarios, que incluye al agente Pierce de 24 y al padre de Dexter, así como un cameo en un bar que provocó el aplauso en la sala.
En definitiva, a pesar de sus fallos (principalmente los efectos especiales), X-Men: First Class es un soplo de aire fresco en la fórmula comiquera, el descubrimiento de una estrella y la primera peli de superhéroes de época. Más que suficiente para pagar la entrada del cine.
2 comentarios:
Dos cosas:
1) Acojonante que sigamos sorprendiendonos por las traducciones de títulos que se hacen en nuestro bendito pais.
2) ¿Entonces me va a gustar? Porque ya sabes que yo muy fan de los X-men no soy y que sólo las veo cuando me las recomiendas...
Los X-Men en plan salvados por la campana pschí, pero Fassbender solito hace que valga la pena.
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