3 minutos de María, 117 de infierno.

Anoche hubo reunión Mediavilla. El lugar: la Vaguada. El motivo: bailaba María. Total que allí nos plantamos los de siempre esperando ver otra exhibición de talento de la prima bailarina. Por cierto, que si ella baila así de bien es porque tanto el Chucho como Obelix como yo hemos cedido nuestro potencial bailarín genético, y por eso mientras ella llena teatros, nosotros ahuyentamos mujeres sobre la pista de baile. Pero esa es otra historia.
La Vaguada, casi llena de gente. Había sido el maratón de danza, y se suponía que iba a haber una entrega de premios cerrada por "La muerte del cisne negro", un sólo de María. Pero oh campos de soledad, oh mustios collados, que dan los premios, baila María durante 3 minutos -3-, echan telón y anuncian actuaciones de los distintos grupos premiados. Ni luces, ni un descanso, ni nada en las siguientes dos horas. Y allí estábamos todos viendo a una niña bailar canciones de flamenco-pop, otras vestidas de rusas que no conocían la palabra coordinación, otra vestida de mosca...

Pero lo más fuerte estaba por llegar. Se abre el telón y aparecen unas tías vestidas de blanco sobre toallas y una música francesa en plan Edith Piaf. Y mi tío Juanito y yo nos miramos y pensamos, por un momento, que quizás eso tenía buena pinta. Craso error. La música súbitamente cambió, dejando paso a unos acordes conocidos. Y yo pensando "Esa percusión, ese pianito... eso no es la música de los vigilantes de la playa????" Y efectivamente, en esto que salen dos sinvergüenzas con musculitos y minúsculo bañador rojo a lo Mitch Buchanan y se monta un pollo macarra que te cagas. Por salir, hasta salió una chavalita embarazada -embarazosa más bien- como se puede ver en la foto. Y eso sazonado con temas como "Eva María se fue buscando el sol en la playa", "Surfin' safari" o "Que se mueran los feos". Sin palabras.

Así que para quitarnos el sinsabor, nos fuimos a cenar al Vips. Como una mesa de 12 personas no es fácil de encontrar un sábado por la noche, Juanito y yo nos fuimos a echar mientras tanto una partida al archiconocido juego del brazo. Para los no introducidos, el juego del brazo es ese de la mesa con aire y el disco volador al que le pegas con un exprimidor de naranjas.

Pese a que mi anciano tío se adelantó en el marcador con un 0-1 tempranero, intentando especular con el resultado para salir a la contra buscando el rebote guarro en la pared de la mesa, saqué mis años de partidas con todos-sabemos-quién y acabé remontando hasta dejar el marcador 7-2. Así que aprovecho estas líneas para retar a mi clásico adversario en el juego del brazo. Aquí te espero, Chucho.

4 comentarios:

Anonymous said...

No me ha quedado claro del todo el juego del brazo... Claro que tampoco el espectáculo que fuistéis a ver..
Besos!

Anonymous said...

Tú si que eres sinverguenza! En el próximo juego del brazo te...........

Anonymous said...

Buena crítica, pardiez. Sólo ha faltado explicar que la prima bailarina, bailo poco, nos supo a menos pero...... ¡¡¡cómo bailo la muy cabrona que ahora dice que lo va a dejar again!!! (Veáse la crítica en La Razón, sí en ese periódico progre donde los haya, de hoy domingo día 4)

Anonymous said...

Hola, me llamo Alvaro Mediavilla, tu derrotaste a mi padre, preparate a perder.