La montaña y Mahoma, versión cervecera

Pues resulta que los cerveceros neozelandeses de Speights recibieron una carta de un kiwi (gentilicio cariñoso de los neozelandeses) que vivía en Londres y, oh campos de soledad, oh mustios collados, no podía beber su cerveza favorita.
Y entonces a alguien, clin, se le encendió la bombilla. Y el resultado es éste:

0 comentarios: