"Nadie pasa" era la divisa de la línea Maginot. Construida por el gobierno fran
cés durante el periodo de entreguerras con el único fin de proteger Francia de un nuevo ataque alemán, la Línea Maginot está formada por una serie de fortificaciones que se extienden desde la frontera norte con Alemania hasta el linde francoitaliano a orillas del Mediterráneo.
La historia es bien conocida: el ejército nazi decidió atravesar el desprotegido bosque de las Ardenas, en la neutral Bélgica, y alcanzó París, estampida franco-inglesa de por medio, en tan sólo un mes. La Línea Maginot, si bien es cierto que resistió mientras fue atacada de frente, tuvo que sacar la bandera blanca cuando los alemanes llegaron por la retaguardia.
Por fin, después de mucho tiempo esperando, he conseguido visitar la Línea. En un bosque cercano a Estrasburgo, escondido entre los árboles, está el bunker de entrada a la fortaleza de Schoenenburg. Sin apenas turistas, hicimos una visita guiada de dos horas y media a lo largo de los cuat
ro kilómetros de fortificación subterránea.
En la instalación vivieron seiscientos soldados entre 1930 y 1939. Schoenenburg está dividido en dos partes, una logística, con dormitorios, aseos, cocina, generadores eléctricos e incluso filtros de gas, y una zona de combate con seis cañones diferentes. Ambas partes están unidas por un pasillo de dos kilómetros en forma de V que impide que, en caso de invasión enemiga de una de las dos partes, se pudiese disparar de un extremo al otro.
Curiosamente, en Schoenenburg sólo murieron dos soldados, y ambos durante ejercicios de entrenamiento.
Cuando efectivamente los alemanes atacaron, en ocasiones con obuses de 420 mm, los
seiscientos de Schoenenburg se defendían con ridículos cañones de 75 mm. Mientras los stukas alemanes dejaban caer bombas de 250 kg, los franceses habían considerado ridícula la instalación de defensas antiaéreas.
A pesar de la desigualdad ofensiva, es verdad que la Línea Maginot es un prodigio técnico como construcción defensiva. Los seis cañones eran retráctiles, de manera que eran subidos (189 toneladas suben y bajan con tan sólo una palanca) durante quince o veinte minutos, y luego volvían a ocultarse bajo tierra, a salvo de los bombardeos enemigos. El aspecto que dejan sobre el terreno, como puede verse en la foto, es la de un platillo volante haciendo picnic.
La mujer que nos hizo de cicerone a la construcción decía, orgullosa, que la Línea Maginot cumplió su objetivo, porque los alemanes no pasaron por ella. Luego reconoció que los soldados de Schoenenburg, rodeados por los alemanes, sólo tenían provisiones para un máximo de tres meses. O, lo que es lo mismo, habrían acabado saliendo de motu proprio, las manos en la cabeza y en fila de a uno hip-haro.
On ne passe pas? El que no se consuela es porque no quiere.
La historia es bien conocida: el ejército nazi decidió atravesar el desprotegido bosque de las Ardenas, en la neutral Bélgica, y alcanzó París, estampida franco-inglesa de por medio, en tan sólo un mes. La Línea Maginot, si bien es cierto que resistió mientras fue atacada de frente, tuvo que sacar la bandera blanca cuando los alemanes llegaron por la retaguardia.
Por fin, después de mucho tiempo esperando, he conseguido visitar la Línea. En un bosque cercano a Estrasburgo, escondido entre los árboles, está el bunker de entrada a la fortaleza de Schoenenburg. Sin apenas turistas, hicimos una visita guiada de dos horas y media a lo largo de los cuat
En la instalación vivieron seiscientos soldados entre 1930 y 1939. Schoenenburg está dividido en dos partes, una logística, con dormitorios, aseos, cocina, generadores eléctricos e incluso filtros de gas, y una zona de combate con seis cañones diferentes. Ambas partes están unidas por un pasillo de dos kilómetros en forma de V que impide que, en caso de invasión enemiga de una de las dos partes, se pudiese disparar de un extremo al otro.
Curiosamente, en Schoenenburg sólo murieron dos soldados, y ambos durante ejercicios de entrenamiento.
Cuando efectivamente los alemanes atacaron, en ocasiones con obuses de 420 mm, los
A pesar de la desigualdad ofensiva, es verdad que la Línea Maginot es un prodigio técnico como construcción defensiva. Los seis cañones eran retráctiles, de manera que eran subidos (189 toneladas suben y bajan con tan sólo una palanca) durante quince o veinte minutos, y luego volvían a ocultarse bajo tierra, a salvo de los bombardeos enemigos. El aspecto que dejan sobre el terreno, como puede verse en la foto, es la de un platillo volante haciendo picnic.
La mujer que nos hizo de cicerone a la construcción decía, orgullosa, que la Línea Maginot cumplió su objetivo, porque los alemanes no pasaron por ella. Luego reconoció que los soldados de Schoenenburg, rodeados por los alemanes, sólo tenían provisiones para un máximo de tres meses. O, lo que es lo mismo, habrían acabado saliendo de motu proprio, las manos en la cabeza y en fila de a uno hip-haro.
On ne passe pas? El que no se consuela es porque no quiere.
3 comentarios:
Muy bien documentado. Como te culturizas viajando y lo que nos enseñas con esas dotes de docente nato que Diós te dió. El "On ne passe pas" de los del bunker ese me recuerda el "No pasarán" del Madrid resistiendo el acoso de los nacionales. Y ahora otra cosa. Creo que "motu proprio" se usa sin "de". Mas o menos como "grosso modo" que se usa sin "a". De todo corazón.
Pues mira que lo de "proprio" lo aprendí en la facultad, y normalmente me jacto de decirlo bien... me renseignaré y te digo. Y lo del espíritu docente... serán los genes?
Serán!
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