
El caso es que las dos últimas que he visto son dos de esas comedias dirigidas a un público infantil, que a mí, acaso por complejo de Peter Pan, me suelen gustar tanto.
La primera de ellas es Ice Age: Dawn of the dinosaurs, la tercera parte de la saga de animación creada por la Fox alrededor de un grupo de bichos prehistóricos que conviven durante un periodo glaciar. Después de una primera parte pasable y una segunda olvidable y olvidada, el rollete detrás de esta nueva entrega era ver a los protagonistas en un mundo de triceratops, pterodáctilos, diplodocus, stegodones y, por supuesto, tyrannosaurus rex. Sí, yo también era un dino-friki cuando era pequeño.
Contra todo pronóstico, Ice Age 3 retoma lo mejor de la primera película, la mezcla de humor con acción, y añade un nuevo personaje enorme, Buck, una alimaña con acento inglés que recuerda al Burt Lancaster de El temible burlón (me pregunto cómo se llamaría en realidad este clásico piratesco).
Aparte de eso, la tercera parte de la Edad de Hielo nos reencuentra con Scrat, la proto-ardilla que busca obsesivamente una bellota. Sin duda, el mejor personaje mudo que nos ha dejado el cine de animación hasta la fecha.
Si bien Ice Age 3 retoma elementos de la película original y añade nuevos ingredientes a la fórmula, mejorándola, no se puede decir lo mismo de Noche en el museo 2. La película original, una comedia de esas a las que los americanos añaden el peligroso epíteto familiar, parte de la premisa de meter a Ben Stiller y a Dick Van Dyke con un montón de personajes de museo que cobran vida al anochecer.

Esta segunda noche en el museo deja algunas buenas ideas nuevas a medio camino -la escena en la que Stiller se mete en El beso, de Robert Doisneau, y le planta un beso a la chica, es genial-, y añade una trama absurda y muchos personajes que tenían más potencial cómico, como Napoleón Bonaparte, del que muestra la película.
Más allá del pequeño detalle de que 1 hora y 40 minutos de película se me hicieron largas, lo que de verdad me molestó de Noche en el Museo 2 fue la música. Sorprendentemente, el autor de la partitura es Alan Silvestri, responsable de clásicos básicos como Regreso al futuro o Forrest

Noche en el museo 2 deja la impresión de ser una película hecha sin ganas, sin cariño, algo que siempre es importante, pero todavía más cuando se trata de cine dirigido a niños. La prueba última de esto es el poster de la película, en la que un mal uso de Photoshop hace que el malvado faraón egipcio esté pisando el pie del mono espacial. Ver para creer.
Afortunadamente, el verano sigue. Próxima estación, unos que nunca se olvidan de ponerle amor a lo suyo: Pixar.
5 comentarios:
Noche en el museo 2 tenía mala pinta desde que anunciaron que la harían...
Ice Age 3 no la veré porque la dos me aburrió tanto que me niego a seguir dicha saga. Aunque coincido que la ardilla es genial, pero no que es el mejor personaje mudo de los últimos años, ya que ahí está Wall-E.
Tengo ganas de ver Up.
Por cierto, el rubio de la peli esa que viste que en inglés se llama Hangover y que aquí en españa han titulado Resacón en las vegas (título que por otro lado me quita las ganas de ir a verla) no es desconocido. Era uno de los protas de Alias. Vale, es desconocido... para ti.
¿Ganas de ver la última de Bruce Willis? Porque yo si...
Fe de erratas: No se trata del Beso de Doisneau, sino de El beso en Times Square de Alfred Eisenstaedt (¿acaso no ves que lo que hay detrás no era l´Hôtel de Ville de Paris sino un montón de marines EEUUnses tirándose a las mozas neoyorkinas?)
Ni idea de qué nos prepara Bruce para el nuevo curso.
La fe de ratas tiene razón, pour une fois...
El Temible Burlon = The Crimson Pirate
Te han salido unos comentaristas de lujo. Documentalistas. Enterados. Jovenes. Preparados. Te siguen. Os leo
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