Fin de fiesta en Sudáfrica. Por aquello del qué dirán, esta mañana después del desayuno –durante el que probé por primera vez la fruta de la pasión, que viene siendo el eslabón perdido entre los Rice Crispies y el higo chumbo- pedí que me llevaran a algún sitio en el que pudiera hacer unas compras típicas. El problema es que los sudafricanos, en toda su mejor intención, me mandaron al Santon shopping mall, una especie de La Vaguada para la burguesía johannesburguesa, llena de Vuittones, Bosses y otras marcas tan sudafricanas como yo. Al final encontré una tiendecita de souvenirs y allí me dejé, por fin, unos rands que tanto me quemaban en el bolsillo.
Se da la casualidad de que para este viaje me he traído dos libros, uno rollo nostradámico sobre el futuro de la publicidad y el otro que se llama Bad Science, y está escrito por el Dr Ben Goldacre, que tiene una columna en The Guardian desde la que reparte cera a todos los falsos científicos que nos venden estupideces como la homeopatía o la aromaterapia. Bueno, pues en esas estaba yo cuando me cuenta un tipo de unas de las dos agencias que he visitado que llevaba un tiempo con sobrecarga en un hombro, y que no se la quitaban ni la fisioterapia, ni el masaje, ni nada, y que al final se fue a ver a un médico sudafricano que trabajaba para la NASA y que le curó… ¡por teléfono! La verdad es que las pasé putas para contener la carcajada que me subía esófago arriba. Hay que ser canelo.
La otra cosa interesante sobre Sudáfrica que aprendí gracias al amigo Goldacre es el movimiento anti medicamentos antirretrovirales que hay en el país de Mandela. Aunque el propio Madiba está a a favor de ellos –ojo al dato, hablamos de un país donde el 25% de la población está contagiada por el VIH- mientras él se paseaba por el mundo vendiendo las bondades de su pueblo, sus vicepresidentes se aliaban con un mercachifle alemán que sostiene que las multivitaminas son más eficaces que los tratamientos contra el sida que vende la industria farmacéutica. Evidentemente, este ciudadano alemán, que responde el nombre de Matthias Rath, se dedica a la venta al por mayor de complejos vitamínicos.
El tema es tan serio como que la señora ministra de Sanidad ha estado saboteando activamente la distribución de antirretrovirales, ante las quejas de los médicos de los centros de salud, que veían cómo sus enfermos caían como moscas. Se calcula que entre 2000 y 2005 han muerto como consecuencia de la falta de acceso a fármacos antirretrovirales 330.000 personas sólo en Sudáfrica.
Que sí, que estas son decisiones tomadas por un gobierno elegido en las urnas por el pueblo soberano. Pero no puede ser. Hay veces, como ésta, en que la democracia se equivoca. Y ya me dirán a mí si la CIA puso la isla de Granada patas arriba y sacó a gorrazos a Sadam, si no podían darse una vuelta aprovechando el Mundial 2010 y ventilar un poquito el panorama político sudafricano.
Genocidio por omisión; creo que habemus una nueva modalidad de bestialidad (in)humana.
Y ya para rematar, el más difícil todavía: me encuentro un poco más tarde de leer al señor Goldacre hablando con un responsable de márketing de un laboratorio, no diré cuál. Me cuenta, orondo cual hipopótamo con retención intestinal, que uno de los productos de los que él es responsable es una marca que fue retirada del mercado americano en 2007, y ha quedado relegada al ostracismo en Europa, después de que varios pacientes tratados con el medicamento en cuestión acabasen dos metros bajo tierra con el hígado hecho fuagrás. Pues bien, en Sudáfrica el producto no sólo se sigue vendiendo, sino que además me comentaba este buen hombre que la marca era tan eficaz que se vendía sola. En un golpe de flashback, me imaginé escuchando el mismo comentario de la boca del Dr Mengele a propósito del gas Zyklon B. Pobre Sudáfrica.
Me voy sin haber visto mucha cosa y, lo que es peor, sin Charlize Theron colgada del brazo.
1 comentarios:
Como diría Concha, al menos ya tienes una visión de conjunto que te ayuda a valorar si merece la pena volver. Ah! y además te has traído la copa del mundial. Ni tan mal....
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