Una opinión a contrapelo sobre el debate de los toros

He tardado, pero tenía que decir algo. Resulta que el parlamento catalán ha votado en contra de la celebración de corridas de toros en Cataluña a partir de 2012. Los antitaurinos celebraron el resultado como una mejora sensible para los derechos de los toros. La prensa conservadora (La Razón, ABC y El Mundo) hicieron del tema un asunto de Estado, al asociar tauromaquia y españolismo -condición de español, esto es-.

Yo, una vez más, me niego a alinearme con ninguno de los dos bandos. Vaya por delante que me siento español, tengo un abuelo de cada esquina del país, y jamás he ido a una corrida de toros. No me interesa el tema, no le pillo el punto. Igual que me pueda pasar con, qué sé yo, la jota aragonesa, el lechazo o la pelota vasca. A diferencia de estos tres ejemplos más o menos aleatorios, eso sí, creo que en torno al ruedo se aglutinan todos los valores rancios españoles que menos me gustan: la superstición, el mamoneo, las folclóricas, la gracia andaluza y un largo etcétera. Es más, cada vez que estando fuera de España alguien saca el tópico del flamenco y los toros, el letrero de neón que llevo en la frente se ilumina con la frase CÁLLATE YA, IMBÉCIL.
Y sin embargo, también añado que los derechos de los toros me la traen al pairo. Es más, ¿qué derechos tienen los toros? ¿Habría toros si no fuera para a) preñar vacas o b) torearlos y luego estofar su rabo? Me temo que la respuesta es en ambos casos negativa. 

Independientemente del resultado a la votación, lo que sí me inquieta es que este tema tan aparentemente capital (si hacemos caso a la prensa nacional, claro) se vote, en pleno siglo XXI, en el parlamento. No me digan que la teledemocracia no es posible para cosas como estas. Ese sitio web del parlamento catalán en el que uno tiene que meter su nombre y deneí, y clicar sobre el botón verde para "Quiero que los toros sigan en Cataluña" o sobre el rojo para "Quiero que los toros se dejen de celebrar en Cataluña". Si hemos llegado a la luna, hemos creado una lavadora irrompible y hemos conseguido escribir google en Google sin romper internet, cómo no vamos a ser capaces de eso. Apuesto a que desde un lector de La Razón a un votante de Esquerra Republicana sabrían hacerlo.

2 comentarios:

concha said...

1. Los toros bravos preñan vacas bravas. A las otras los bueyes.
2. La supresion de las corridas de toros, que se iba a producir inexorablemente de forma natural por falta de aficion suficiente, conduce irremisiblemente a la extincion de la raza.Podian haber esperado un poco.
3. Tambien ocurre que hay una multitud que vive de, por y para el toro bravo. Mas paro
4. Yo tampoco soy anti ni a favor. Pero si la prohibicion se basa en el sufrimiento del animal... no nos queda nada que prohibir!

J said...

Me parece capital que escribas algo sobre el tema del lechazo.

A partir de ahí, lo otro es secundario.