Con más de un año de retraso ha llegado a Francia Nowhere Boy, biopic de John Lennon antes de ser un beatle. Protagonizada por el Aaron Johnson que vimos en Kick Ass (aunque rodada antes), la película nos lleva al Liverpool de finales de los 50, donde encontramos a un John Lennon en plena rebeldía adolescente, pero ya convertido de su genial porvenir. Johnson hace un papel tremendo, no sólo clavando el acento scouse de Lennon, sino sus gestos, su chulería, su manera de coger la guitarra... todo.
Tan cómodo está el protagonista en la piel de Lennon, que uno se deja llevar y acaba creyéndose en un documental, también ayudado por lo convencional que resulta el estilo de la peli. Los que sabemos la historia jugamos con desventaja, porque por ejemplo sabemos de antemano qué va a pasar con cada personaje, aunque la ventaja es que podemos disfrutar de las pistas sobre lo que después serán los Beatles: el afán de protagonismo de Lennon, la calidad musical de Harrison, el papel de templagaitas de Paul... más los pequeños guiños que hay en Nowhere Boy: ese Lennon garabateando morsas, ese travelling por Strawberry Fields, ese puerta cerrándole el paso a The Cavern... Más allá de la interpretación de Johnson, la película se ayuda de un cásting perfecto: Anna-Marie Duff como Julia, la madre de, una mujer libertina con una relación muy especial con su hijo, y Kristin Scott-Thomas como Mimi, la estricta tía que crió al futuro beatle. Cada una tiene su momento, la madre cuando Lennon le confiesa que desearía que Dios le hubiese hecho Elvis, y ella le dice que le reservó ser John Lennon, y la tía cuando, al irse a embarcar a Hamburgo, dice no importarle el nuevo nombre de su banda.
Aunque sin duda el mayor acierto es Thomas Sangster, el hijo de Liam Neeson en Love Actually que aquí clava a Paul McCartney: un chaval más joven (y más polite) que Lennon que se une a la banda -mi banda, como puntualiza John en varias ocasiones- después de demostrarles que sabe qué hacer con una guitarra en las manos. De hecho, probablemente la mejor escena de la película es en la habitación de John, Con McCartney explicando a Lennon los acordes que debe tocar.
En fin, que para los fans, Nowhere Boy ofrece un pedacito de los Beatles antes de ser los Beatles. Parece increíble que, apenas diez años después de lo que sucede en este film, todo hubiese acabado.
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