Estos simios no son nimios

Vayan por adelantado mis disculpas por la rima consonante en el título. No lo he podido evitar. 


Hace ahora diez años me fui a Londres a pasar una temporada en casa de mi primo el Chucho. Me lo pasé de puta madre, y además de ir a Craven Cottage a ver un estupendo Fulham-Sunderland de pie, descubrí la que hoy es mi cerveza favorita: la John Smith. En cualquier caso, no todo iba a ser de color de rosa, y en una tarde tonta de aquel fatídico verano se nos ocurrió ir al cine a ver el remake de El Planeta de los Simios que estrenaba Tim Burton. 


Yo de aquella todavía era muy de Burton, pues era el director que me había hecho flipar con Batman en 1989 y llorar con Eduardo Manostijeras poco después (la única otra vez que lloré delante de una pantalla fue con el series finale de David El Gnomo).


Poco hay que decir sobre aquella película. Fue un desastre sin precedentes, incluyendo un final que justifica el echar a monos carnívoros empapados en crack al equipo técnico y artístico del film. A todos.   


El caso es que ha pasado una década y han estrenado El Origen del Planeta de los Simios. Y, a pesar de desperdiciar un poquito el bellezón que es Freida Pinto, la película esta bastante bien por una sola razon: los monos son los protagonistas del invento. Y están tan bien hechos, que te los crees. 


Y encima el final de la peli queda lo suficientemente abierto como para hacer una secuela inteligente. 


Este nuevo Planeta de los Simios es ciencia ficción que se deja ver. En fin, pongamos las cosas en perspectiva: no pasa nada por esperar a que la película salga en deuvedé. Lo que ya es algo más que lo que merecía la mierda que pario Tim Burton hace ahora diez años. 

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