El título corresponde al cartel que anunciaba, allá por el 95, el retorno de 007 en "Goldeneye". Lo repesco, porque me parece brillante.
Esta vez tardé más de lo que creía. Llevaba esperando la nueva película de 007 meses. Es sin duda una de mis sagas favoritas, mano a mano con Indy y con Regreso al futuro. Si tuviera que quedarme con una sola película, elegiría Goldfinger sin dudarlo, y para mí Bond siempre debería tener el toque de rudeza elegante que le supo dar Sean Connery. Pero para gustos, los colores.Después de las cuatro películas de Pierce Brosnan , al que como bien dice Blaski le pegaba el papel totalmente pero tuvo unos guiones de echarse a llorar, los productores decidieron volver a los orígenes del personaje y contratar a Daniel Craig, visto en "Munich" o "Camino a la perdición" como nuevo agente 007. Ya me gustó la frase que dieron los productores de la película para justificar el fichaje: "Craig es un tío al que si le pones un bebé entre los brazos, por su mirada no puedes decir si va a besarle o va a pegarle un tiro".
El título elegido fue Casino Royale, la primera novela de 007 escrita por Ian Fleming en 1953. Yo la leí en verano y no me convenció, excepto por el glorioso final que me hizo pegar un grito en un avión para sorpresa y posterior indignación de mi obeso compañero de asiento.
Y para colmo de aciertos, decidieron contratar a Paul Haggis, guionista de aquella película de Clint Eastwood sobre una boxeadora paralítica cuyo título no recuerdo y director de Crash.
Con todas esas premisas, me fui al cine el sábado, después de haber fracasado en múltiples concursos para conseguir una entrada para la première del martes. Eso sí, fui a verla en versión original por si en Kinépolis me cascaban a Constantino Romero diciendo lo de "Mi nombre es Bond...".
Y la película es fantástica. Es un "Casino Royale" al que alguien dijo acetadament que debería titularse"Bond Begins", la vuelta al personaje. Por fin han acertado a sustituir la fórmula "Mujeres explosivas+fuegos artificiales+malo megalomaniaco " por la de "trama coherente+grandes diálogos+actores serios". Desde el prólogo en blanco y negro, donde se ve cómo consigue James Bond ser agente doble cero, hasta el cierre de la película que no desvelaré, todo es como debería ser. O casi todo, porque todavía se nota un cierto regusto de las anteriores películas en escenas como el derrumbe de un edificio o el desfibrilador portátil.
Daniel Craig lo borda, interpretando al Bond más cercano a Connery que ha habido, con ese toque de arrogancia fría que va con el personaje. El resto de actores están muy finos, pasando por Eva Green como la primera "chica Bond" que... bueno, en realidad como la primera "mujer Bond", Judi Dench como M en un registro totalmente distinto al de las películas anteriores (más paternalista, menos vieja amiga de 007) o Mads Mikkelsen como el primer malo en mucho tiempo con un objetivo razonable: salvar su culo a cualquier precio.
Hay guiños al resto de la saga que se agradecen: cómo 007 consigue con su propio esfuerzo el Aston Martin del 64 que luego luciría en "Goldfinger" y en "Operación trueno", cómo obtiene la licencia doble cero, la ausencia de Q y de Monneypenny (espero que salgan en la próxima), el regreso de la Walther PPK, o sobre todo la secuencia en la que Bond va a la barra del bar destrozado y pide un vodka con martini. "¿Mezclado o agitado?" le pregunta el camarero "¿Tengo pinta de que me importe?" responde, glorioso, Bond.
Para la próxima, yo cambiaría al director (Martin Campbell hace un trabajo sorprendentemente bueno pero ¿qué pasaría si dejasen hacer a Tarantino su película de Bond?) y desde luego que seguiría apostando por hacer una película inteligente y realista, muy en la línea de "El mito de Bourne" (que recomiendo fervientemente) pero con más glamour.
Y es que al final en eso consiste 007, en meterle una pala entre ceja y ceja a alguien, ajustarse la corbata y terminar el vodka con martini antes de seguir su trabajo al servicio secreto de Su Majestad.
1 comentarios:
One million dollars baby
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