
El USS Indianapolis partió el 16 de julio de 1944 desde San Francisco hacia Tinian, haciendo escala en Pearl Harbor (foto). En sus bodegas ibas muchas partes de lo que luego sería "Little Boy", la bomba atómica que planchó con raya al medio la ciudad japonesa de Hiroshima.
Una vez entregada la mercancía, el 28 de julio salió con 1.196 hombres a bordo del puerto de Guam hacia Filipinas, desde donde debía partir hacia Okinawa. Jamás llegó a puerto.
En la noche del 30 de julio, dos torpedos lanzados por un submarino japonés le alcanzaron, hundiéndolo rápidamente (en tan solo dos minutos, citan algunas crónicas) y matando a unos 300 hombres.
Señales de socorro fueron enviadas, pero desatendidas porque, al estar el Indianapolis en misión secreta, los oficiales que recibieron el SOS consideraron que se trataba de una treta japonesa.
Así que ahí tenemos el 30 de julio cuando sale el sol a 800 y pico hombres en mitad del Pacífico sin botes salvavidas -no hubo tiempo de sacarlos- y sin nadie que los venga a rescatar.
Como si no fuera suficiente estar abandonados flotando en el océano más grande del mundo, a primera hora de la mañana empezaron a avistarse tiburones. Los escualos comenzaron a dar vueltas alrededor de los grupos de hombres. A las pocas horas, ya había centenares de tiburones esperando su turno.
Finalmente el 2 de agosto, un piloto que sobrevolaba la zona reportó "muchos hombres en el agua", y a partir de ahí se organizó la operación de rescate.
De los más de 800 hombres que cayeron al agua, sólo 317 hombres salieron del agua con vida.
Uno de ellos fue el capitán Charles McVay, quien después sería llevado a la corte marcial acusado de haber arriesgado el barco al seguir un rumbo recto y no zigzaguear como dictaban sus órdenes. Finalmente, y ante la declaración del capitán japonés responsable de su hundimiento afirmando que el zig zag no hubiese mejorado las cosas, McVay fue exonerado de sus cargos.
Muchas de las familias de los marineros muertos le culparon del hundimiento, y McVay llevó sobre sus hombros el peso de la culpa hasta que, en la mañana del 6 de noviembre de 1968, el capitán del USS Indianapolis se voló la sien en su casa de Connecticut.
2 comentarios:
A mi me gustan mucho más las pelis de amor y lujo, dibujos animados, comedias musicales etc. !Que masacre, rediós! que diria nuestro admirado Perez Reverte
Muy grande esa historia sobre hombres a la deriva siendo devorados poco a poco por la congelación y los tiburones. Ya me la sabía.
Por cierto, muy curioso tu momento Cussler (porque esta historia podría aparecer en cualquiera de sus libros).
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