Acabo de salir de ver Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. No he hecho nada entre medias: hemos salido del cine, y veinte minutos después estoy delante del ordenador. Así que esto va en caliente... aunque casi puedo jurar que no me voy a arrepentir de nada de lo que diga a continuación.
Venía pensando en el coche en la cantidad de palabras que empiezan en castellano, como Indiana, por el prefijo in-: insípido, indignación, insoportable, inverosímil, innecesario, etc. Pues bien, TODAS ellas son aplicables a esta película y a mi sensación post-film. Me siento como si durante dos horas hubiese estado atado a una butaca de cine, y George Lucas (o acaso su clon) y Steven Spielberg (¿idem?) hubiesen estado meándose encima de mí, y al acabar me hubieran sacado los ojos con palillos chinos y hubiesen escupido en las cuencas.
Pero dejémosnos de prolegómenos y pasemos al film en sí mismo. Con spoilers y todo. Desaventurado el que siga leyendo y no la haya visto aún.
La cuarta película de Indiana Jones arranca en una carretera en Nevada. Junto a un convoy militar pasa un coche lleno de adolescentes engominados al ritmo de "Hound dog" de Elvis Prestley, para que nos quede claro que estamos en los cincuenta. El convoy llega al área 51, mítica porque se supone que es donde se ocultan los extraterrestres caídos en territorio norteamericano. Allí aparece Indy con un tipo gordo y bigotudo que nadie sabe muy bien qué pinta ahí, sensación que se prolonga durante toda su presencia en pantalla. Está rodeado de soviéticos, capitaneados por Cate Blanchett con peluca y sable (¿?), quienes le piden identificar un artefacto. Mucha atención a la dirección de fotografía en la escena de exteriores, que es más falsa que la de El coche fantástico. Y a todo esto, van cinco minutos de película.
El espectador más cuco se da cuenta de que estamos en el mismo almacén donde se guardaba el arca perdida al final de la primera película. Tirando pólvora al aire (¿?) Indy descubre la caja que le piden los rusos. La abren y resulta ser un alien. A todo esto, Jones escapa, hay una persecución absolutamente aburridísima y al final los rusos se piran con el botín e Indiana acaba en un pueblo desolado en mitad de Nevada.
Pronto descubrimos que se trata de un pueblo fantasma, utilizado por el ejército para pruebas nucleares. Nuestro héroe, en medio de una set pièce de corta y pega que nadie se explica, se mete en una nevera de plomo (¿?) y escapa indemne no sólo a la explosión, sino también a la radiación posterior. Y es que ya no se fabrican neveras como las de antes...
Cortamos directo a la universidad donde Indy da clase y nos enteramos de que le han despedido sin saber por qué, y además es una escena de siete segundos nos explican que Marcus Brody murió dos años antes y que Henry Jones Sr. (foto de Sean Connery incluida) la diñó un año después de Marcus. Qué rachita llevamos, le comenta Indiana a un señor que quiere imitar a Denholm Elliott haciendo de Marcus.
Indy se sube en un tren para irse con la música a otra parte y en el andén aparece un joven en moto (¿?) que parece el doble de luces de Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo (creo que es esa peli; no la he visto).
Tenemos nueva (y soporífera again) persecución de los rusos, Indiana de paquete en la moto incluido, que acaba en una biblioteca después de muchas vueltas.
A todo esto, el chaval ha explicado que a su madre la han raptado bla bla bla y hay que irla a rescatar, así que los dos y la moto del chaval (¿?) se embarcan y marchan a Perú.
A partir de aquí, la peli es un sinfín de estupideces a cada cual más grande que la anterior. Descubrimos que la madre del chaval es Marion (por ti sí pasan los años, querida), y que Indy es no menos que su padre. recordemos el clavito que echan en aquel submarino en El arca perdida. Al chaval, a todo esto, hace un ratito que toda la sala le desea una muerte lenta y dolorosa a manos de un ñu del altiplano maya.
Aparece por allí John Hurt, que lejos de ser Abner Ravenwood -a la sazón padre de Marion- como todos hubiésemos deseado, es un viejo arqueólogo loco que se pasa el resto de la peli babeando incoherencias que por lo visto son superbrillantes porque ayudan a Indiana a resolver todos los acertijos.
Tenemos otra persecución, ésta por el medio de la selva, a tres coches. La cito aquí porque tiene dos momentos cumbres en la historia de la estupidez cinematográfica: uno, la lucha de espadas entre dos coches de Cate Blanchett y el hijo de Indy; y sobre todo dos, el momento en el que Indy Jr. se balancea por la jungla de liana en liana al estilo Johnny Weissmuller. Ese momento solo ya justifica levantarse de la sala y dejar atrás semejante horror, o alternativamente morderse la lengua y tragársela para morir asfixiado.
Luego uno ya se pierde entre historias mayas, conquistadores españoles y... alienígenas. Si en la primera peli el rollo esotérico era un poder divino, en la segunda se trataba de unas piedras luminosas y en la tercera hablábamos del Santo Grial y la vida eterna, en esta nos hablan de marcianos. Genial, Lucas, te has currado el McGuffin mogollón.
El final de la peli, después de una escena de acción (¿?) que parece el festival del efecto digital (Spielberg se jactaba de haber hecho esta peli a la vieja usanza...ja!), tenemos un epílogo que incluye boda entre Indy y Marion. No seré tan friki como para quejarme de que entre los invitados al convite no estén ni Tapón ni sobre todo Sallah -aunque esto me llama poderosamente la atención-, pero sí digo que hay un momento de indignación bestial en el que le cae el sombrero de Indiana Jones a los pies del niño de los cojones y suenen los acordes de la fanfarria creada por John Williams en plan "el nuevo Indy ya está aquí, queridos adolescentes!". Así cerramos el círculo de un film horroroso de principio a fin.
En definitiva, un insulto al personaje (quizás Harrison y su secuencia con la serpiente en las arenas movedizas es lo único salvable de este sainete para descerebrados), una broma pesada al legado de tres películas fantásticas, un aburrimiento infinito (manda huevos), y sobre todo un sensación de que después de veinte años esperando esta película, jamás debieron prolongar aquella magnífica escena del final de la Ultima cruzada en la que Marcus, Sallah, Indy y su padre cabalgan heróicos hacia la puesta de sol, camino de la leyenda.
3 comentarios:
Seguro que gracias a ti la taquilla de este "In" bate récords...
Para mi, sin duda, la peor escena es la del labeouf (¿por qué no se cambia el nombre por algo que sea pronunciable?)-tarzán-spiderman en la selva. Espero olvidarla pronto. De todas formas, dejando movida extraterrestre aparte, la peli es entretenida, nada que ver con las anteriores, pero entretenida.
Por cierto, si la acción tiene lugar en perú, ¿por qué hacen referencia a los mayas? Que yo sepa los mayas vivían en México y Guatemala...
Como bien esperaras, solo estoy de acuerdo contigo en que el momento "tarzan" de Shia Labeouf es horrendo. Y eso que se te ha olvidado comentar esa escena horrenda en que se lanzan con la lancha al precipicio, caen sobre un arbol, y este luego ejerce de matamoscas con los rusos... en fin...
Segun iba viendo la peli, una cosa tenia clara "Adri debe estar echando humo..." Si es que nos conocemos chaval...
En fin, que a mi me gustó, y me entretuvo un montón. Creo que mantiene la esencia Indy y blablabla... para que contarte si seguro que tu tambien sabes lo que pienso...
Saludos!
completamente de acuerdo
No merece mas comentarios :)
Mejorate!
(G)
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