Una (otra) peli de robots de juguete

Haciendo un poco de memoria, he caído en la cuenta de que hace dos años que se estrenó Transformers, y ya entonces la comenté en este blog. Nos hacemos mayores, muchachos.
Ya hablando de hacerse mayor, hoy tuve momentos en que me sentí verdaderamente viejo viendo Transformers 2. Se me pasaron por la cabeza líneas de texto que he escuchado en boca de, por ejemplo, mi padre: "El cine de hoy no se preocupa por el guión" o "Va tan rápido, que no te enteras de lo que está pasando".
Pues así me sentí yo en algún momento de TF2. Vaya por delante, un vez más, que mi envolvimiento (¿?) emocional con los robots de Hasbro es bastante limitado, y jamás tuve uno solo en casa. Pero sigo siendo muy fan de Michael Bay... aunque quizás un poquito menos después de las dos Transformers.

Y eso que TF2 empieza bien. Después del final de la primera parte, los Transformers están integrados en el ejército americano, y se dedican a buscar robots malos (Decepticons) por todo el mundo.
El problema surge cuando los guionistas se dan cuenta de que necesitan una excusa para hacer avanzar la trama. Voilà, macguffin que te crió, y los robots se vuelven a dar hostias como panes entre sí, sólo que ahora más grandes, más caras y a más bandas. Sesenta transformers hay en pantalla, dicen los productores, incluyendo un set de electrodomésticos que cobra vida de pronto. Sesenta son muchos bichos. Algunas veces, vemos dos batallas en paralelo, con robots de todos los tamaños, formas y colores intercambiando crochets, y uno se acuerda de cuando de pequeño juntábamos los juguetes para hacer como que se peleaban, mientras hacíamos ruido con la boca.

Para el recuerdo negativo queda la transformix que presentan, prima hermana de la de T:3, y el criadero de robots, calcado al de Matrix, y que no tiene ningún puto sentido, porque si no estoy yo loco lo suyo es que los robots los construya... no sé, ¿un orfebre megalómano? ¿Un ingeniero que salió tarifando de Google? ¿Un mecánico loco de la Nasa?


Como el macguffin inicial llevaba a un callejón sin salida -o los plumillas no sabían salir de él-, deciden buscar un segundo macguffin. Y cometen el error de mostrarlo y perder veinte minutos, veinte, en explicar qué es, de dónde viene... y a dónde va. Porque en el momento en que el transformer viejuno (me vais a perdonar que no me aclare con la ensalada de nombres robóticos) te explica de qué va la movida, no hace falta ser Sherlock Holmes para olerse el final de la peli.

Visualmente, el factor Bay sigue valiendo su peso en oro: mientras que en Terminator: Salvation algunas escenas daban el cante, en TF2 cada dólar invertido luce en pantalla. Que esa es otra, ya que en Europa IMAX no proyecta estas pelis, si vais al cine a verla, buscad una pantalla bien grande. A mí me tocó verlo en la sala 8 del Gaumont Marignan de los Campos Elíseos y me arrepentí de mi elección desde el minuto 1.

Antes de ir a ver TF2, pensáoslo bien: son dos horas y media de peli, tolerables sólo si eres un niño grande o si optas por dejarte el cerebro en casa y dedicarte a disfrutar de las palomitas recién hechas.

1 comentarios:

Hopewell said...

Cuando comentaste aquella "Transformers 1" hablabas de Shia Labeouf como un tipo que conseguía no ser un adolescente incordia y que estaba en la esperadísima Indy 4... jeje... en la cual resulta ser un puto incordio toda la peli... la mala peli, de hecho.
Sobre Transformers 1, me gustó. Creo que sobre todo por el factor Bay, porque como a ti, los robots camioneros estops nunca me atrajeron demasiado. Pero la peli me entretuvo.
La 2 me lo estoy pensando. Acabaré picando... pero al menos, me lo estoy pensando.
Y mensaje para ti: tienes que ver 12 Rounds, la última tontería de Renny Harlin, con John Cena como protagonista y una trama sacada de La Jungla 3... Si el protagonista fuera Jack Bauer o McLane la peli sería la ostia. Como es el tal Cena, no pasa de ser entretenida. Bastante, para lo que nos tiene acostumbrados el amigo Harlin...