Homenaje a mi ropa interior

Hace algún tiempo que hablé de ese gen Mediavilla que me hace sentir apego por las cosas inanimadas que han vivido conmigo. Es decir, que no tiro prácticamente nada: entradas de eventos, apuntes de la carrera, muñecos del Kinder sorpresa... y ropa interior.

Pues bien, hoy, en un alarde de autocontrol rollo zen y fuerza de voluntad a prueba de bombas, he entrado a machete en mi armario y he acabado con cinco calzoncillos y ocho pares de calcetines. Con un par.
Y luego me ha entrado la morriña y me he sentado a escribir este post.

Porque los calzoncillos y los calcetines te han acompañado en muchas fases de tu vida. En la foto, por ejemplo, dos calzoncillos. Los pequeños, conmigo hace diez años, más o menos. Originalmente eran morados, si bien es cierto que últimamente, como se hace con los militares, los tenía un poco en la reserva, para el día del holocausto nuclear que nos quedemos sin lavadora.
Los otros, los celestes gigantes, hacía tiempo que no cumplían su función. Básicamente, porque lo tenían complicado al haber perdido su goma de la cintura hace años. Pero era tan cómodos los domingos en casa, sujetados con la goma del chándal...

Por último, los calcetines. Qué decir de mis calcetines de Spiderman! Me los compré estando en la facultad y le regalé otro par a mi amiga Ana, que no sé si conserva. Los míos estaban pidiendo el reciclaje a gritos. Talones tan gastados que eran transparentes, y el hombre araña pidiendo a gritos por las noches desde el fondo del armario que acabase con su sufrimiento.
Así que ahí van años de vivencias, noches de estudio, noche de fiesta, noches de alguna que otra aventura... Adiós, ropa interior, nunca te olvidaré.

2 comentarios:

Anonymous said...

Verás cuando se entere tu madre.!Con lo que cuesta la ropa!. Te pensarás que la regalan. Es un decir. La realidad, por lo que puedo distinguir en la foto, no estaban para un desfile "nocturno" medianamente exigente.Es más, podrían acabar con una buena historia ó al menos con la fantasía previa a toda historia.
En resumen,hiciste bien, estaban impresentables,solo útiles para coleccionistas traperos. Quien te iba a decir que París te renovaría tu ropa interior.Abrazos.Pepe

Hortelano said...

Tremedos los cortos y ajustaditos, esto da más morbo si cabe a mis fantasías contigo.