Nunca he sido muy de basket. No sé muy bien por qué, aunque sospecho que se debe a que nunca lo jugué porque a) en mi colegio la cancha de basket era el ancho de la pista de futbito, con lo cual corrías el riesgo de comerte un balonazo en plena transición por medio campo; b) en Santander no había de aquella equipo de basket y sobre todo c) porque mido lo que mido.
Circunstancias personales aparte, creo que el baloncesto más divertido (y, para mí, el deporte tiene que ser diversión, no sesudos debates sobre la defensa en zona o la importancia de los bloqueos) está en Estados Unidos. Frente a los mindundis de los europeos, que son una banda de tirillas que a todo le pitan falta, los yankees tienen su concepto del basket claro: nos dopamos a saco, y a jugar tres y cuatro partidos a la semana. Showtime.
Porque en eso los americanos son los mejores, en lo de montar shows. Ya lo contó mi primo Álvaro en su blog (DEP), que al final, el cachondeo alrededor del juego acaba por imponerse al propio deporte.
Precisamente el mayor exponente, a mi juicio, de esta cultura del show, es el all star weekend que hacen todos los años. Un finde en el que organizan un partido de novatos contra los de segundo año, un partido all star con los mejores jugadores (que acaba siendo un concurso de a ver quién la tiene más grande) y, especialmente, un concurso de mates, y otro de triples.
Os dejo el vídeo del ganador de este año, que se motivó con una capa de supermán y acabó haciendo una cosa muy bonita que para mí es todo menos un mate.
Pongo también dos clásicos: el Vince Carter de 2000 (atención al mate casi al final del vídeo, cuando se pasa el balón por debajo de las piernas) y el vuelo del amigo Jordan, del cual tengo un poster espectacular por cierto.
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